“Ese cielo azul que solo esconde infortunio, ese espacio vacío
entre el alma y el cuerpo, ese momento que se disfruta con un goce extremo, se hace
llamar locura, predecesora de la extraña emoción de pasión, y cuando la locura
muere, el espíritu se va con ella.”
No sabía dónde me encontraba aquella mañana, con la
mirada fija en mi reloj caminaba por el bosque en busca del niño, buscaba, porque
quería con tanto anhelo encontrarlo y sacarlo de allí, pero quizás ni yo podría
salir de allí, estaba perdido, mire hacia mi derecha y solo vi un pequeño pozo
y un conejo mirándome fijamente, como si me tratase de un depredador, luego
escuche palabras en mi oído: “Continua”, era un susurro, un canto del viento,
siempre lo oía pero esa vez no era un bueno momento para hacerlo. Trate de
aclarar mi mente solo para detener ese sonoro cantico, era fastidioso, y trágico
a la vez, luego oi ese pequeño pajarito silbando en mi oído, “ese bastardo”,
pensé.
Tome el camino de la derecha y vi al niño corriendo a lo
lejos, empezé a correr también, mientras más me adentraban al bosque este se volvía
mas verde de lo usual. Había flores por todas partes y un tono negrizco en las
raíces de los árboles, parecía algo quemado.
Veía como los arboles abrazaban a otros y sonreían, las
flores cantaban, pero no podía soportarlo, no quería aceptar el hecho de que mi
enfermedad se quería apoderar completamente de mi mente, era inaceptable, un
pensamiento totalmente inaceptable.
Al cabo de unos minutos de búsqueda no encontré al niño,
quizás lo había perdido, aunque yo también parecía estarlo, debía ser el niño
quien tenía que rescatarme en ese momento, mire mi reloj inquietamente eran las
4:55 am, llevaba casi 20 minutos en ese verde bosque que solo me traía
inseguridad.
∞∞∞
Siempre me asustaron los recuerdos, menos uno, el de mi segunda
pareja, lo cual fue muy trágico, la forma en que todo termino. Él se llamaba
Cesar, era alto, caucásico, contextura atlética, ojos grises, piel suave y un
cabello corto pero liso, había que aceptarlo, era hermoso. Lo conoci
exactamente cuándo tenía 19 años, fue el 21 de diciembre del 2009, aun lo
recuerdo tan vívidamente.
La casa de mis padres era un poco fría y aburrida,
siempre celebré mis cumpleaños y las fiestas en casa de mis amigos, acompañado
de mi familia claro está. Este diciembre era especial, mi familia iba a
celebrar navidad en casa del mejor amigo de mi padre John, tenían una casa
grande con 4 cuartos, John estaba casado con Mónica, desde hace 13 años, y tenían
un hijo Cesar, en ese momento Cesar había cumplido sus 19 años hace más de una
semana.
Como habían 4 cuartos, se dispusieron a acomodar a mi
familia, John y Mónica en la habitación principal, papa y mama en la habitación
para invitados, la cual era absurdamente perfecta, mis hermano en una
habitación regular con 2 camas, y como Cesar dormía en un camarote, dejaron que
durmiera en una de las camas, claro, con el permiso de Cesar, que sin pensarlo
dijo que sí.
Esa noche todos se instalaron en sus habitaciones para
poder descansar, Cesar y yo empezamos a conversar para conocernos. Lo cual no
me importaba.
-Así que te gusta la navidad ¿huh?. Me pregunto Cesar interesado en saber de mi
vida. Asi comenzaba todo.
-Sí, es mi época preferida del año. Dije Sarcásticamente.-
Si estuviera en mi casa andaría en calcetines todo el día, y miraría una
películas para variar, no una navideña, me aburren.
-Claro que son aburridas, el colmo, mirar una película
navideña en navidad, quien fue el que habrá inventado tal cosa. Decía Cesar
mientras reía incómodamente. Al parecer trataba de ser comico, lo cual no daba
mucho resultado.
-Bueno, hablemos de otra cosa, esto de la navidad me da
mucho sueño. Bosteze.
-Bueno, ¿que estas estudiando, o que te gustaria estudiar?
-Estudio artes en la academia nacional de bellas artes,
me encanta la pintura, aun más con acuarelas.
-Wow, entonces serás el próximo Leonardo Da Vinci,
avísame cuando tus pinturas se publiquen, quiero ser el primero en darte la crítica.
Bromeo Cesar, sin gracia pero una pequeña sonrisa se asomaba en mi rostro, la
contuve.
-Serás el primero al que le dé la noticia.
-Bueno Cameron, ¿tienes novia?, no es que me importe es
solo que… no hay nada de qué hablar.
-Pues, no. No tengo, no me gustan mucho. -¿Qué?, las
novias, ¿o...?. se detuvo, y en ese instante yo sabia que lo sabia, asi que
solo tuve que completar la idea.
-Seré sincero contigo, no soy de los que le tiran a todo
el mundo, ¿vale?, me gustan los chicos y las chicas pero eso de andar de novios,
se ponen todas histéricas y no me las aguanto.
–Vale, perdón por preguntar, entonces te gustan los
chicos, interesante. Dijo, haciendo muecas con sus manos, volviendo muy obvio y
prescindible.
-¿Te parece?, ¿es que acaso a ti también te gustan?
–Me llaman la
atención, aunque aún no puedo decir que me encantan y me pasaría el resto de mi
vida con uno. Pero me gustan, y las chicas pues, no sé, no hay nada que me
llame la atención de ellas, o aún no.
-Parece que estas muy confundido, hombre, te tienes que conocer
mejor a ti mismo, te seré sincero, soy directo, así que decídete.
– ¡Ja!, viniendo
de ti es como que un poco hipócrita ¿no lo crees?
–Tienes razón. No pude contenerme más y se escapó una
risita tonta.
Cesar estaba muy aburrido y no tenía nada de sueño, salto
de la cama y cayó al suelo con una almohada, Me miró fijamente y dijo:
-Cameron, vamos a jugar, ¿Vale? – ¿Jugar a qué?. Pregunte
expectante.
-Juguemos a las preguntas, tú haces una pregunta y yo la
contesto, luego yo te hago una y la contestas con la mayor honestidad, no tiene
tanta ciencia porfavor. Dijo con voz suplicante.
-Bueno pero solo acepto porque no tengo sueño y tengo
ganas de irme a la calle, vale, tu comienzas.
-Comencemos con algo fácil ¿Has tenido sexo?
-¿¡Cesar pero que le ves de fácil a esa pregunta!? . Cesar
rio por lo bajo. -Vale, si lo he hecho,
un par de veces. Ni yo me podía creer la gran mentira que le acababa de decir a
Cesar, Era era virgen y no es que me avergonzaba de ello, solo quería ver la
reacción de Cesar ante esto. Cesar esperaba por mi pregunta, pero no se la puse
tan fácil.
-Bueno mi turno, ¿Eres drogadicto?
-No, pero que te pasa, si yo no tengo ni la cara para
eso. Dijo enfurecido.
–No pero es que
con esas preguntas que me haces pareces que te hubieras fumado algo fuerte. Eso
de que si he tenido sexo no es algo que se le dice a todo el mundo.
-Vale, perdón. Dijo Cesar. -Mi turno ¿Fue con un hombre o
con una mujer?. Cesar rio, se tapó la boca para que el ruido no escapara.
-Y vuelve, vale, fue con los dos. Viejo pero usted si es
descarado. Cesar no aguantaba la risa así que dejo salir un gran estruendo.
Jugamos toda la noche mientras el sueño se fue adueñando
de nosotros, nos hicimos toda clase de preguntas, y nos llegamos a conocer mucho,
demasiado quizás, nos volvimos amigos casi al instante, una amistad fugaz, de
esas de las que llegan rápido, y se transforman.
Era navidad y celebramos con toda la familia en casa
tomando vino y un gran estofado, con muchas ensaladas, y platos raros que ni Cesar
ni yo habíamos probado antes, al parecer nuestras madres se habían leído todos
los libros que cocina conocidos y por conocer, fue una gran navidad, al parecer
mi mejor navidad. Fue tan solo hace 3 días antes de navidad que lo había
conocido a él y ya hasta empezaba a sentir algo por él, quizás era momentáneo
pero era algo, algo valioso que no se podía perder fácilmente, algo que yo no
dejaría perder.
Acordamos quedarnos hasta año nuevo y luego volveríamos a
casa, pues tan solo vivíamos a unas millas de allí.
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