Triste aquella ave majestuosa, que podia volar pero nunca
mirar hacia abajo. Bajo la sombras escondia su pico y no dejaba que viesen su
lamento. Sus colores se apagaban. Los gritos nunca se escucharon.
Triste aquella noche, donde aprendieron a hacer el fuego pero nunca a controlarlo. En su luz se incineraban sus recuerdos y nunca trataron de
recuperarlos. Sus recuerdos se apagaban. Los susurros nunca se escucharon.
Triste aquella persona, que aprendio a mirarse en un espejo pero nunca a reflexionar. En su reflejo se perdían su propia vida y nunca se
pudo evadir la muerte. Su vida se apagaba. Los latidos nunca se esucharon.
Triste el dia que el sol se puso, pero nunca brillo. En su iluminación
se perdia de si mismo y nunca pudieron verlo de nuevo. Su luz se apago. Y el
resto, solo murió.
Triste el dia en que murio el sol.
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